
cielo
al mirar el DNI me identifico con ese nombre
con ese nombre mal escrito
no me miro
ni de reojo
tan sólo, para ajustarme el pelo
un tic, que llevo practicando décadas
le tengo miedo al viento
y a los traumas infantiles
he creado este mundo aparte
donde navego casi en solitario
coincido con otros, sí
pero no me identifico con ellos
como un náufrago errante que sigue buscando a sus compañeros
me doy cuenta que estoy solo
en este cuerpo roto
en este recuerdo efímero
apenas se escribir
relatos que se cruzan por mi senda
o que quizás fueron dejados allí aposta
como aquella primera poesía
cuando tan sólo tenía cuatro años
y no sabía leer..
mientras la abuela tendía la ropa
en aquel tendedero de almendros
ella señaló al suelo
y me dijo:
– Alex, mira
alguien ha dejado una poesía ahí..
al llegar a casa se la enseñé contento a mi madre
y entonces la abuela Victoria me la leyó…
el día que ella dejó la tierra
, en forma física,
fue quizás el día más triste de mi vida
se rompió la magia de las cosas simples
sólo quedaron los puñetazos en la mesa del Alfa
y mi madre desolada, llorando en la cocina
aquella cocina pequeña.. negra.. repleta de miseria
alfa me enseñaba los recibos del banco
¡¡somos ricos!! ¡¡más de un millón de pesetas este mes!!
y mi madre solo veía las deudas
trampeando.. me llevó a un colegio de pago
de curas,
pero de los buenos..
había meses que pagaba el recibo con dos o tres conejos de la granja
así estudió también mi hermana
con la flor y nata de la comarca
los niños bien de la “capital”, del pueblo no chico
entre complejo y complejo, dando las gracias
recibí una educación en valores
amor por la naturaleza
también en eso influyeron los campamentos..
ahora, vuelvo al campo
a aquel oscuro campo de miserias
de riñas entre familiares
de miserias más miserias
nunca miramos hacia arriba
no vemos nunca el atardecer
tan sólo, que hay para comer
que duro es el trabajo
y después de dar muchas vueltas
vuelvo al origen cada vez más
ese niño tembloroso que fui un día
le escupe al papel, en verso
he recuperado muchos de los pedazos
pero no todos
aquí adentro de mi alma, a la mínima
hace frío..
no ajusta bien la puerta
otro día, quizás, o más bien nunca
seguiré tirando de este hilo
este hilo enterrado en el fango
de aquellos polvos mal paridos
a donde no quise volver
nunca jamás
pero de donde escribo.
Alex sin tilde
31 diciembre, 2020 a las 7:25 am
Desde la mitad al final lo he leído sin respirar. Uuuffff!!! Abrazo grande compañero. Y nunca dejes de mirar el atardecer.
1 enero, 2021 a las 9:28 pm
Gracias por estar ahí Mariangeles!!
Un fuerte abrazo! 🙂 🙂 🙂 🙂 🙂
2 enero, 2021 a las 6:19 pm
Siempre es un placer leerte mi querido amigo y tu evolución sigue siendo brutal. A veces las puertas no ajustan bien pero no dejaremos que las malas corrientes entren, estaremos como escuderos del alma para tapar las grietas.
Un abrazo gigante y como bien dice Mariangeles nunca dejes de mirar el atardecer.
4 enero, 2021 a las 5:42 pm
Gracias Rita por todos estos años de acompañamiento poético, virtual, pero caluroso y cercano. También te sigo y me impactan tus letras. Espero que en este año nuevo en el que entramos nos podamos reencontrar aunque sea para unas cervezas! Un fuerte abrazo amiga!
4 enero, 2021 a las 2:15 pm
Estaba leyendo y me ha traido muchos recuerdos…
Nunca , dejes de mirar el atardecer ni plasmar en el papel palabras , sentimientos ,corazòn como tàn maravillosamente lo muestras .
Ante todo Abrazos amigo Alex.
4 enero, 2021 a las 5:36 pm
Gracias por estar siempre ahí Rafa apoyando lo que voy compartiendo con el mundo. Un fuerte abrazo amigo, felices fiestas!